Esta semana, mientras consideramos las muchas cosas por las que estamos agradecidos, considere el servicio y el sacrificio de los miembros de nuestra comunidad que están llamados a ser jurados en nuestro sistema de justicia civil. Nuestro sistema sólo funciona con la voluntad del ciudadano-jurado de sentarse y escuchar los hechos y emitir un juicio imparcial. Sin un jurado dispuesto, el sistema no funciona.
A principios de este año, mientras participaba en la selección de un jurado en lo que sería un juicio largo, escuché cómo el juez hablaba a los posibles miembros del jurado sobre la importancia de su papel y les recordaba el servicio y el sacrificio de los demás, incluido nuestro hombres y mujeres uniformados. Observé cómo una posible miembro del jurado, que previamente había explicado las dificultades que representaría para ella y su familia el servicio como jurado, se secó una lágrima de la cara mientras miraba hacia otro lado. Cuando regresamos con ella, ella dijo en voz baja que serviría, y lo hizo durante más de cinco semanas.
Estos silenciosos actos de servicio ocurren todos los días en los tribunales de todo este condado, viviendo y dando vida a este sistema, que permite al individuo buscar justicia y equidad bajo la ley. Un sincero agradecimiento a todos aquellos ciudadanos-jurados que hacen que este sistema funcione.
